miércoles, 9 de octubre de 2013

Eye Movement Desensitization and Reprocessing...What?!

     
 
     Cuando rompemos una relación de pareja, una las consecuencias puede ser echar mucho de menos a la otra persona. En cierto modo, es un proceso natural. Pero ¿y si pasado un tiempo no conseguimos dormir bien, tenemos recuerdos recurrentes, sentimientos de culpa, nos cuesta concentrarnos...? Quizás, esa sensación de pérdida, de soledad, ya la habíamos vivido antes y estaba presente en nuestro interior mucho antes de esa situación. Existe un modelo que trabaja estas dificultades de un modo muy novedoso.
Este es solo un ejemplo de la cantidad de problemas que se pueden abordar con este método.



¿Qué es el EMDR?
      
      El EMDR es una manera de entender y trabajar con todas aquellas situaciones que nos hacen sufrir, nos entristecen, nos enfadan o ante las que nos bloqueamos y no sabemos cómo resolver.


¿Cómo se entienden los problemas desde este modelo?
    
    Durante la vivencia de un hecho traumático, las respuestas bioquímicas activadas (adrenalina, cortisol, etc.) bloquean el sistema innato de procesamiento de la información aislando las informaciones respecto al trauma, cerrándolas en una red neuronal con las mismas emociones, creencias y sensaciones físicas que existían en el momento del hecho. 
    Es decir, el EMDR entiende los problemas como consecuencia de hechos pasados, almacenados fisiológicamente en la memoria, que procesándolos de nuevo se almacenarán con sensaciones y emociones más positivas, desapareciendo así los síntomas o problemas actuales.
    Un ejemplo muy sencillo, si pensar en serpientes nos pone los pelos de punta, nos genera mucho miedo y asco a la vez, desde el modelo EMDR debemos identificar cuando fue la primera vez que sentimos eso, para así poder procesar esas emociones, y una vez limpiemos esa red neuronal de esas sensaciones desagradables el miedo actual habrá desaparecido (es un ejemplo muy básico!).   

¿Qué conseguimos?

     Mediante el protocolo estándar que se divide en 8 fases, introduciendo la Estimulación Bilateral, a través de tapping (toques a ambos lados del cuerpo), movimientos oculares, música...  conseguimos que aquello que tanto nos afectaba emocionalmente, pierda carga negativa y gane en aspectos positivos y adaptativos.
     Los efectos son duraderos a largo plazo, y numerosos pacientes lo describen como algo altamente efectivo y rápido.

     Actualmente la OMS reconoce el tratamiento mediante EMDR como la mejor opción para resolver los problemas de Estrés Postraumático.
     Sin embargo, aunque el EMDR comenzó a aplicarse con personas que sufrían Estrés Postraumático, actualmente los protocolos se han ido adaptando al trabajo con numerosas situaciones y problemas.
   
    A partir de su desarrollo en la década de los 80 por F. Shapiro, han ido surgiendo multitud de técnicas que derivan de su descubrimiento, como son las Técnicas de Integración Cerebral (TIC) o la Integración del Ciclo Vital (ICV), que ponen en práctica también la reestructuración de redes neuronales con protocolos diferentes.
    En conclusión, actualmente existen novedosas técnicas y modelos que nos ayudan en la terapia a poder superar aquellas situaciones que nos generan dolor y sufrimiento.

     Os dejo un vídeo para que os hagáis una idea de en qué consiste esta terapia. Esta chica tiene mucho miedo a conducir (podéis verlo a partir del minuto 2:20). Aquí vemos cómo se aplica el EMDR en este caso.


miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Personalidad? ¡¿eso qué es?!

 ¡Qué importante es conocernos, para poder definir nuestras fortalezas y también nuestros puntos flacos!

   Para poder llegar a este conocimiento es importante generar un esquema, una manera de entender cómo funciona nuestro cerebro, para ir rellenando con nuestros propios datos, que nos definirán como seres únicos y especiales, a la vez que más bien comunes y normales...

   La personalidad es el resultado de la interacción entre múltiples factores, como: los genéticos, los cuidados perinatales, la nutrición... y en definitiva todas las experiencias que vamos viviendo e incorporando a nuestros archivos, tanto en clave emocional, cognitiva, como en forma de recuerdos. La neurobiología esta aportando nuevos datos que nos ayudan a entender mejor qué es la personalidad, y cómo explicarnos a nosotros mismos la manera en la que actuamos, pensamos o sentimos.



   Tradicionalmente hablamos de ser extrovertidos, empáticos, detallistas, serenos o el extremo opuesto. Sin embargo, en función de las circunstancias o momento en el que nos encontremos, aquello que pensábamos que nos definía parece que no encaja. Por ejemplo, quizás siempre me he visto como una persona muy optimista, pero ante un acontecimiento con mucha carga emocionalmente negativa no consigo conectar con esa parte de mi. ¿Cómo soy, pesimista o, por el contrario, optimista?



   
   Sin embargo, como podéis intuir, el tema es mucho más complejo que elegir entre dos polos opuestos.

   En su libro Guerreros de la mente, I. Pinillos propone una analogía muy reveladora entre el concepto de personalidad y el de nación. Un país cuenta con una parte que lidera, otra encargada de la defensa, otra de los suministros, de los cuidados... En nosotros podemos reconocer también una parte dedicada al disfrute, otra a protegernos, otra a cuidarnos... Podemos ver que, en realidad, somos un conjunto de partes que tienen su base en un conjunto de redes neuronales interconectadas. Existen grandes conjuntos de redes que se van construyendo en función de nuestra experiencia, correspondendiendo a sensaciones, pensamientos, emociones, conductas, etc. Todas esas partes comparten la historia pasada como propia, funcionan coordinadamente y reconociendo el liderazgo de una parte ejecutiva para facilitar la adaptación y el avance de todo el conjunto.

   Cuando algo no va bien, cuando podemos escuchar nuestras propias señales de alarma, podemos reunir a todas las partes implicadas en esa crisis de estado, y respetándolas a cada una, escuchar que necesitan, cómo se sienten, para poder entendernos realmente, conocernos después de todo y así aprender a escucharnos para poder cuidarnos.


   Cuando una parte de nosotros dice que algo no va bien es una nueva oportunidad para poner paz donde antes había angustia y dolor.