miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Personalidad? ¡¿eso qué es?!

 ¡Qué importante es conocernos, para poder definir nuestras fortalezas y también nuestros puntos flacos!

   Para poder llegar a este conocimiento es importante generar un esquema, una manera de entender cómo funciona nuestro cerebro, para ir rellenando con nuestros propios datos, que nos definirán como seres únicos y especiales, a la vez que más bien comunes y normales...

   La personalidad es el resultado de la interacción entre múltiples factores, como: los genéticos, los cuidados perinatales, la nutrición... y en definitiva todas las experiencias que vamos viviendo e incorporando a nuestros archivos, tanto en clave emocional, cognitiva, como en forma de recuerdos. La neurobiología esta aportando nuevos datos que nos ayudan a entender mejor qué es la personalidad, y cómo explicarnos a nosotros mismos la manera en la que actuamos, pensamos o sentimos.



   Tradicionalmente hablamos de ser extrovertidos, empáticos, detallistas, serenos o el extremo opuesto. Sin embargo, en función de las circunstancias o momento en el que nos encontremos, aquello que pensábamos que nos definía parece que no encaja. Por ejemplo, quizás siempre me he visto como una persona muy optimista, pero ante un acontecimiento con mucha carga emocionalmente negativa no consigo conectar con esa parte de mi. ¿Cómo soy, pesimista o, por el contrario, optimista?



   
   Sin embargo, como podéis intuir, el tema es mucho más complejo que elegir entre dos polos opuestos.

   En su libro Guerreros de la mente, I. Pinillos propone una analogía muy reveladora entre el concepto de personalidad y el de nación. Un país cuenta con una parte que lidera, otra encargada de la defensa, otra de los suministros, de los cuidados... En nosotros podemos reconocer también una parte dedicada al disfrute, otra a protegernos, otra a cuidarnos... Podemos ver que, en realidad, somos un conjunto de partes que tienen su base en un conjunto de redes neuronales interconectadas. Existen grandes conjuntos de redes que se van construyendo en función de nuestra experiencia, correspondendiendo a sensaciones, pensamientos, emociones, conductas, etc. Todas esas partes comparten la historia pasada como propia, funcionan coordinadamente y reconociendo el liderazgo de una parte ejecutiva para facilitar la adaptación y el avance de todo el conjunto.

   Cuando algo no va bien, cuando podemos escuchar nuestras propias señales de alarma, podemos reunir a todas las partes implicadas en esa crisis de estado, y respetándolas a cada una, escuchar que necesitan, cómo se sienten, para poder entendernos realmente, conocernos después de todo y así aprender a escucharnos para poder cuidarnos.


   Cuando una parte de nosotros dice que algo no va bien es una nueva oportunidad para poner paz donde antes había angustia y dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario